miércoles, 25 de noviembre de 2009

Alienados

La crisis por la que pasa el sistema de financiación de los medios audiovisuales se debe a la falta de inversión en publicidad. Es cierto. Sin embargo, la causa de que la publicidad haya caído no es sólo porque la gente, en época de crisis, consuma menos, si no porque su impacto y eficacia ha descendido considerablemente. El problema: todas las cadenas compiten por ofrecer los mismos tipos de programas en una búsqueda, a corto plazo, de una audiencia amplia.
Lo que nacía como cuarto poder para contrarrestar las disfunciones del Estado, se está convirtiendo, cada vez más, en un aliado del sistema no sólo porque se mantiene por la publicidad, sino porque en vez de fomentar una audiencia crítica, cada día favorece más a la alienación de un público con los mismos gustos e intereses.
Ante la crisis actual se han suprimido las restricciones en las fusiones de los medios de comunicación. Sin embargo, los medios de comunicación son empresas que tienen responsabilidad social además de la económica, pues son formadores de la opinión pública libre y garantizan el pluralismo y la democracia. Es por esto por lo que no resulta igual de ético validar las fusiones en empresas informativas que en otras empresas.
Además, en los casos más próximos observamos que serán, más que fusiones, absorciones de una empresa más fuerte hacia otra más débil. Es el caso de la Sexta, que será absorbida por Cuatro, por Antena 3 o por Telecinco, da lo mismo.
La solución puede ser la inversión en desarrollo de producto. Es decir, que las empresas informativas crezcan sin quitarle clientes a la competencia, ganando audiencia gracias a la modificación del servicio-producto informativo.
Opciones para que este desarrollo de crecimiento intensivo se dé pueden ser desde crear nuevas secciones o suplementos especializados hasta crear una nueva generación de productos basados en la Red.
Expertos en la materia, como Ignacio Ramonet o Antonio Hidalgo, ven en la especialización el futuro de la comunicación. No olvidemos que la creatividad es un intangible que no siempre se puede ponderar en dinero, ni que el principal patrimonio de las empresas son sus trabajadores, que hacen efectivo el derecho a la información de la ciudadanía.

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