El 40 aniversario del programa infantil nos hace recordar que se trata una de las pocas producciones que ha sabido mantenerse en los medios durante casi medio siglo. Se ha convertido en el programa para niños más duradero de la historia de televisión con un total 4.135 episodios y 37 temporadas.
Barrio Sésamo ha traspasado las fronteras más diversas. Personajes como Epi y Blas, la Rana Gustavo o El Monstruo de las Galletas llegaron a México y a otros muchos países de Latino América tres años después de su primera emisión en EE.UU. Y los españoles disfrutamos del primer episodio en 1979 de manos de RTVE. Países como Turquía, Polonia, Rusia y China han aprendido los colores, a contar y a cantar con los personajes más entrañables de la pequeña pantalla.
¿Pero era Sesame Street sólo un programa educativo? Es cierto que a pesar del progreso que los medios de comunicación han vivido en las últimas décadas, sigue existiendo una fuerte carencia de programas culturales. Y frente a esto, Barrio Sésamo parece que conserva la esencia de la formación y la enseñanza infantil que tanto nos hace falta. Sin embargo, no debemos olvidar que Sesame Street, a pesar de ser un producto cultural y educativo, no deja de ser un producto más. Un producto pionero en el fenómeno de globalización y en la extensión de la industria cultural estadounidense cuyo principal fin era y sigue siendo el conseguir beneficios.
Barrio Sésamo ha traspasado las fronteras más diversas. Personajes como Epi y Blas, la Rana Gustavo o El Monstruo de las Galletas llegaron a México y a otros muchos países de Latino América tres años después de su primera emisión en EE.UU. Y los españoles disfrutamos del primer episodio en 1979 de manos de RTVE. Países como Turquía, Polonia, Rusia y China han aprendido los colores, a contar y a cantar con los personajes más entrañables de la pequeña pantalla.
¿Pero era Sesame Street sólo un programa educativo? Es cierto que a pesar del progreso que los medios de comunicación han vivido en las últimas décadas, sigue existiendo una fuerte carencia de programas culturales. Y frente a esto, Barrio Sésamo parece que conserva la esencia de la formación y la enseñanza infantil que tanto nos hace falta. Sin embargo, no debemos olvidar que Sesame Street, a pesar de ser un producto cultural y educativo, no deja de ser un producto más. Un producto pionero en el fenómeno de globalización y en la extensión de la industria cultural estadounidense cuyo principal fin era y sigue siendo el conseguir beneficios.
En los tiempos que corren, y cada vez más, parece que la única educación que ha de recibir un niño es aprenderse los mejores trucos de la NintendoDS o ser el mejor jugando a la PlayStation 3.Es una pena que se hayan perdido series educativas como Barrio Sésamo. Y sinceramente, al menos yo, no solo hecho de menos series educativas para los niños, también series familiares como Farmacia de Guardia, Médico de Familia, Compañeros... Esas series pasaron al olvido dejando paso a Física o Química o Sin tetas no hay paraíso, en las que las drogas, sexo y adolescentes inconscientes son el principal argumento. Sálvame y Gran Hermano ocupan semana tras semana las primeras posiciones de los rankings televisivos. Pero como bien dices, no olvidemos que el objetivo más oculto, y a la vez el más buscado por las productoras es el económico, y si emiten telebasura es porque la audiencia, nosotros, lo premiamos al perder nuestro tiempo con ellos.
ResponderEliminar